Pensamiento negativo:
Te he buscado, no ya en otros brazos, sino en otras miradas, otros besos que no me hicieron olvidar
los nuestros. El olvido se me fue de las manos, y hasta la fecha aún me ha sido imposible decirle cómo, cuándo y dónde dejarte atrás.
Hoy por hoy, sigo valientemente orgullosa de haberlo intentado, de haberlo perdido todo y de haber sentido lo que tú me has hecho sentir. Nos hemos dolido hasta decir basta, nos hemos herido aun convalecientes, y nos hemos curado hasta resucitarnos. Porque tú y yo hemos tocado todos los cielos del primero al séptimo, hemos mordido el polvo de todos los infiernos.
Lo bueno de la ruptura es todo lo que pone en evidencia. Para empezar, lo más obvio, que seguro podríamos haberlo hecho mejor. Segundo, la evidencia de que todos de pronto tuvieron la obligación de tomar partido. Creo que jamás estaré seguro de haberlo dejado contigo, eso es lo que realmente nos hizo grandes a los dos. Si crecer es aprender a despedirse, tú me has enseñado a no querer despedirme, por mucho que no lo hayamos conseguido.
Sentimiento negativo:
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando.
Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El
espacio es tan acojedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño ni demasiado grande como
para meter mentiras Dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuestos. Dime que
intentaremos toda una vida e iré enconfrando mis nunca más.*